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Mostrando las entradas etiquetadas como Poemas

ORIENTACIÓN

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Que los sentimientos se explican… por los lazos que creas en el susurro de una emoción, donde la quimera del apego crea el vínculo y con los gritos que se escuchan bajito. Que tu voz -o mi voz- jamás deberían pedir perdón. Por querer expresarse en la piadosa libertad que cubre la confianza sin error.  Que siempre merece la pena morir sintiendo… Aquellos lazos que has fortalecido, aquellos que se han destruido en un descuido y aquellos que solo han existido en un sentido como un suspiro. Soraya.

Falacia de un sentimiento

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Dices, que no me salvas del olvido cuando mi voz vuelve al regreso en los surcos del recuerdo. Dices que, en la tierra desértica de la memoria, no me rescatas de lo exiguo, como salvoconducto de auxilio que guían los suspiros. Y dices, que con la opacidad que alumbras al cerrar los ojos no retines entre tus labios un sabor demasiado amargo porque no deglutes en silencio… Aún te sigo queriendo. Soraya.

Al respirar...

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“Hay historias que no se pueden escribir, rezuman y florecen en la piel que nos porta al nacer”. Soraya. Inexorables e ininteligibles se inscriben con tinta indeleble en el ser. Se respiran en la profundidad oceánica del viento que se tiene que devolver. Arden en el hielo de la miel, para arrebatar al tiempo el crujido del silencio más cruel. Historias inscritas en las miradas que se reencuentran otra vez, apresadas en la locura y la sensatez. Con caricias que leen todo lo que puede suceder, en los besos apresurados que estrangulan el placer. Historias tatuadas… Que vuelven a doler… Que emergen una y otra vez… Inscritas en la piel que nos porta al nacer. Soraya.

Vendamos el mundo!

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Pasemos por debajo de la escalera,  seamos lo suficiente cobardes para no subir el escalón.  Miremos al suelo,  arrastremos los pies,  seamos miedosos del polvo que se pueda levantar.  Adoremos la autoridad,  que nos doblega,  que nos roba la libertad…  Encojámonos ante su potestad,  seamos pusilánimes al acotar nuestra dignidad.  No miremos más allá,  seamos apocados al caminar  y que no se nos escuche hablar.  Shhhh…  Medrosos del sol que puede quemar,  de la lluvia que va mojar,  del viento que nos va a azotar.  Flagelemos la pasión que se puede despertar,  atemorizados por el placer que podamos encontrar.  ¡Vendamos el mundo!  Seamos valiente sólo para…  tragar,  morir,  silenciar  y llorar.  Soraya.

Exequias

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Gritos eternos,  arremolinan los latidos del cuerpo;  Halan arrecifes pétreos,  estallan decrépitos.  Gritos de lamento,  inhuman el sentir del universo;  fragmento desolado,  desgarrado.  Vínculo de lágrimas,  que adormecen las palabras  calman…  y acallan…  Sepelio en el regazo,  acunan tus brazos.  Soraya.

Todos y nadie

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Todos tenemos secretos que callar, un peso que soportar, mil pasos que andar… Nadie tiene una disculpa que no dar, ni un punto de inflexión en el que no vaya a estallar. Nos crearon con un máximo de capacidad, con el defecto de sangrar y la debilidad de amar. Somos imperfectos. Pero nos engendraron con la virtud de perdonar, con la amplitud de naufragar ante cualquier realidad. Llevamos la posibilidad de errar, de mil maneras y más. Capaces de vaciar para avanzar, de llorar para sanar, de inocular esperanza en tanta vanidad. Albergamos una fuerza indómita para transitar, con toneladas de carencias que solventar. Germinamos en la voluntad para perfeccionar, con el vigor que la presión nos obliga a mirar. Idóneos para soportar la debilidad y acrecentar la resistencia, agudizamos nuestras fuerzas para avanzar… Todos nacimos para caminar hacia algún lugar. Todos andamos para progresar y enfrentar la adversidad. Nadie deja de evolucionar… La vida es luchar y todos apostamos a g...

Voces

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Voces… Voces… Voces que naufragan al ritmo salobre Voces que no se calman, bajo la fusta de una mirada Voces que claman, ante la abstención de la palabra Voces que alarman el pensamiento, entre pausas Dicción perfecta de las almas Gritos que ensorden el mundo, entrecortando la respiración del que las lanza Aullidos que pisan la realidad Izan, levantan… Voces desnudas del término que las avasalla Voces libres en el dominio de la notoriedad que las abarca Voces trémulas que se emancipan del miedo Voces que vuelan… con la autodeterminación de la independencia Excarcelación, emancipación Franqueza, atrevimiento y osadía Enardecen la virtud del que exhala el sonido atronador de la voz que brama Voces… Voces… Voces… La voz de una raza, en la plenitud e infinidad humana. Soraya.

Ósculo

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Compones el recuerdo, con la distancia fría del tiempo. En el gélido halito, el susurro navega a mi encuentro. Cada suspiro se contonea, volando al encuentro. Libre, en la levedad de su peso. Etéreo, en conjunción con el silencio. A través del tiempo… el único beso -Emerge, latiendo- en otro tiempo, no fue nuestro. Perece sublimemente perfecto, lo incierto. Te devuelve aquello  que usurpó el sentimiento. Renacer, cuando respiras fuego. Acallar, la insignia de una palabra con la paz salada En la sombra de la mirada, el corazón pretérito, sin lamento, recorre tu ósculo más sincero y se disculpa por entregarse entero en tanto frío… que compone  el recuerdo. Soraya.

Mea Culpa

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...Exclama la grandeza de un alma imperfecta. Deambula, como dueña, por los resquicios atávicos de tu consciencia… Prisionera en tus tierras… se apodera. Imagen extraída de Google+ Esclavo ante su presencia, tiembla el pulso en el aire que la sustenta. Ignoto origen que te domina, en la libertad más extrema. Tu indómita esencia, no te libera. Tu ser, se alimenta… Ama de la vigilia que domeña esta existencia, esclaviza una exigencia en la necesidad intangible que navega por el recóndito espacio de tus tinieblas… Sublevación primigenia, que alza cada pulsión, aprehendiendo con magnificencia  la oquedad de la supervivencia. Subyugado ante el poder que despliega, siendo siervo del deseo que se engendra en la cordura de tu subconsciencia tu voluntad vuela… Sometida a la inconsistencia se revela; la única imposición de tu naturaleza. Soraya. ...

Dónde estás?

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¿Dónde estás?  Que no te encuentro. En el vacío de tus ojos navego, sumergida en el frío de tu cuerpo; solidifico el registro de este corazón con la renuncia de un lamento que no hace silencio... Y no te siento. Cuando grito, discurre el sonido por tu pensamiento; impertérrito. Con la templanza que me da el viento, te miro y no te encuentro; amuelo lo cierto, desgarrado lo verdadero. ¿Donde estás, cuando suicido mis sentimientos? Tus manos no retienen el momento, disuelto, en el profundo océano del tiempo. Perdida en la renuncia, el abismo es inmenso  ante tu olor,  pasivo y sereno. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás, mientras se inmola lo nuestro? Soraya.

Realidad

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¿Cuánto estás dispuesto a saber? ¿A descubrir? ¿Conocer…? ¿Lo podrás soportar? ... Levanta la mirada. Observa cuál es la verdad; ¡Tu verdad! La locura empieza a sentir la ansiedad, prisionera de esta cuerda mentalidad. En el caos no te puedes deslizar, el riesgo te puede hacer tambalear. La pasión empieza a devastar cualquier atisbo de seguridad, exterminarla te puede hacer agonizar; Eso lo sabrás. El deseo germina recovecos al azar, florece la vehemencia en tu voluntad. Necesidad como el respirar, clama una súplica que no se puede desterrar. Riesgo de la oscuridad, que inmoviliza cualquier acorde del compás. Miedo del boceto que te marca, líneas difusas con mezcolanza de realidad;  indeleble, sin más. Te roza, Te envuelve, Te abraza... La puedes tocar, Acariciar... Enajenación que besa sin cesar, en la demencia de un delirio que no puedes controlar. Soraya.

Recubierta para ser desnudada

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Recubierta para ser desnudada, sin ninguna coraza… ante la simplicidad humana. Respiro la frivolidad, sintiendo la asfixia en cada palabra que fue serigrafiada en la tabula de esta mente segmentada. Se retuvo el murmullo en la libertad del silencio; inconstante prisionero que fue feneciendo en cada verso. Fragmentos retirados, dejando al descubierto la debilidad de esta raza. Con origen ancestro, se fue erigiendo en el epicentro de un momento; tan moldeable como el viento que cubre el cuerpo. La piel marcada por la tinta derramada, destapa la fragilidad humana… tan prístina y clara como la esencia primigenia de esta causa. Desnuda… siento el sonido del corazón latiendo; su eco marca la sonoridad con su peso. Sentir que estoy viviendo al descubierto de ese frío invierno me exime de no haberlo hecho. Impalpable en la ingravidez me muevo, volátil como el tiempo me muestro. Mutando en cada instante el sentimiento, la cubierta se fue desvaneciendo… ...

Nature

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? La loba se despierta tras la tormenta... hambrienta, sedienta... Quiere su pieza. La fiera ávida por la pérdida, despierta... En la naturaleza devastadora crea la esencia. Sus fauces aprietan, la agonía cruenta aumenta la liberalidad; se alza su magnificencia. Iza la bestia. La loba, despierta... Sus garras aprietan; lacera. La grandeza animal  impone su fuerza... desgarra,  devora,  despedaza... el instinto indómito domeña. Se eleva, se alza, se levanta... Reclama. Domina su causa. Emerge la naturaleza; su existencia... Despierta. Soraya.

El tiempo se escapa...

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Deslizando pasos por la eternidad  -en otro tiempo y en éste-  nuestros caminos no se pueden rozar. Compuestos por la esencia primigenia,  creados a la par,  en la complementariedad  que la existencia nos niega enlazar. Sentir que en que tu mirada me voy a encontrar,  bajo la necesidad que mi ánima encumbra la libertad. Y el tiempo pasa en la perpetuidad...  Dos almas que vuelan a la mar, destinadas a encontrarse; una y mil veces más. Me puedes acariciar  igual que acaricias  el aire al respirar. En tus sueños susurrarás, suave,  con la levedad de la temporalidad... No marches jamás Como el silencio al hablar, las olas al chocar, envuelta en el viento  que te impulsa a andar... Siempre me tendrás. Renacer, para volverte a buscar; en esta vida y otras má...

Percibiendo tus latidos

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Música de Jaime Barkin. Suave y delicado… dice te amo. Puedo casi tocarlo cuando se acelera desajustado. Ralentiza en su calma, envuelve mi tiempo al ritmo que marca. La respiración que lo acompaña, empuja a la fuerza que me levanta. Me viste con la melodía más extraña cuando la incomprensión del ritmo danza, tras una pausa. Acompasados latidos que besan mi alma al son alado… en susurros callados, caricias que el silencio no apaga...  sonoridad que me abraza. Soraya.

¿Te la guardas?

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Hay realidades que no bastan -por simples o bastas- y otras que no nos sacian. ¡Te las inventas y ya está! ¿Y si la creas la ajustas a tu causa? Ya sea imaginada, si es una irrealidad bien montada  es la razón de obrar en tu magia. ¡Cuidado si no la guardas! Hay sicarios que las matan, cleptómanos que hurtan la subjetividad en la pausa, trovadores que la subastan, hechiceras que se engalanan y caballeros que enfundan la espada. Ninfas que destruyen la ilusión, ogros que matan… ¡Cuidado! Bailes con palabras en música recreada se ajustan a otra causa. ¿Te la guardas? Soraya .