En el egoísmo más humano
En cada pequeño paso sentí tu presencia -respirándote tan cerca- y yo me acostumbre a ella. Se hizo mía, en el egoísmo más humano; siempre a mi lado. Incorpórea y etérea, se fue incorporando tu ausencia. Y en el olvido de protegerte, enraicé las causas de perderte. En el silencio más atronado, por cobarde o inhumano, sepulté el grito rasgado que jamás fue pronunciado. En la tarde que acaece con sinfonía de olas que mecen -acunado en el sol apagado- el vuelo del ave me ha llevado al amanecer que te ha encontrado, -agua salobre te ha acariciado- en su beso desgarrado, cicatriza el lamento retrasado. En el latir que siento mi tic tac gastado por haber acallado en susurro ahogado: Te necesito a mi lado. En el egoísmo más humano, mi corazón inmolado. Soraya.