"Cada persona conforma su mundo interior sobre la base de la experiencia de su vida y sus aptitudes, lo que se transforma en la actitud con la que se enfrenta al mundo. Siempre a través de su mirada, de ahí que la percepción de la realidad sea diferente para cada persona. Por ello, no creo que exista una sola realidad objetiva de un hecho, existirán tantas realidades como personas que la vivan, todas válidas desde su perspectiva, sus ojos y su mirada".
Decirlo y reflexionar sobre ello parece quizás algo fácil a priori, porque podemos entender que toda persona tiene sus causas, valoraciones, apreciaciones, juicios… e incluso su propia fundamentación. Podemos entenderlo e incluso aceptarlo. Incluso aceptarlo, porque la complejidad escala y temblamos con el riesgo de resquebrajar nuestras creencias cuando dos realidades chocan –la nuestra- ante la realidad que se nos muestra. ¿Nos equivocamos entonces al percibir y sentir? ¿Erramos en el tiempo? ¿Fue nuestro sistema de creencia? ¿Nos engañaron y manipularon o creamos la ilusión óptica de nuestra realidad?... Las preguntas se suceden y no es de extrañar porque cuando comprobamos que todo difiere, se genera lo que en psicología se conoce como disonancia cognitiva. En esa encrucijada nos vemos y en un primer momento intentaremos reducir todas las discrepancias, procurando comprender la visión de esa otra persona… se dialoga, se expone sobre la mesa, se intercambian visiones, modificamos y comprendemos pero también defendemos. Generamos un cambio, un cambio creado conjuntamente entre dos formas del ver el mundo… la naturaleza del ser humano es la evolución y esta no puede desprenderse del carácter social, somos animales sociales que necesitamos al otro, es así.
Puede pasar que nuestra disonancia no se reduzca en un primer momento, comprender la realidad de un hecho supone intercambiar percepciones y perspectivas. No todas las personas desean hacerlo, algunas tienen tan arraigada la absoluta certeza de que su realidad es correcta que no tienen la mínima intensión de cambiar ni modificar sus esquemas de funcionamiento. Debes ajustarte a su realidad. Posiblemente, subyace una causa importante: “Tú no interesas, no eres importante dentro de su ajuste”. Entonces guardarán silencio y te apartarán o, lo que es peor, te condenarán por un pensamiento que se basa en la necesidad de comprender.
Pero hay algo… estamos programados para sobrevivir, millones y millones de años lo demuestran. Así que ACEPTAMOS, aceptamos que cada cual vive su propia realidad y tiene su derecho. Respetamos y modificamos nuestros esquemas de percepción del mundo, nuestras creencias... con la aceptación, ella justificará y reducirá progresivamente el malestar generado; la disonancia se elimina. Es el equilibrio ponderado del ser humano, su naturaleza; comprender y aceptar en la lucha.
Soraya.
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