Entradas

Mostrando entradas de junio, 2016

En la obra perfecta

Imagen
El mundo está lleno de pequeños movimientos, giros que se acompasan y se ajustan en un sinuoso baile completo, dando forma a un ritmo casi perfecto que silenciosamente marcan la vida. A sus 80 años, se podría decir que la vida le había regalado la existencia y la temporalidad de aquellas cosas efímeras que nos llenan de felicidad, le había mostrado la dureza, golpeado con fuerza… pero él siempre había conseguido equilibrar la supervivencia. Cuando el doctor se lo comunicó, ni siquiera le sorprendió. Hacía meses que su corazón ya no sentía, si bien cada impulso ventricular le recordaba que aún existía, su sístole y diástole le hacían saber que ya no podría. Ahora, su memoria se revolvía y escogía del pasado aquellas cosas que amarran, envuelven y protegen de las sombras, recorriendo ese atávico proceso que el ser humano llama vida. En el camino inverso de sus pasos no se sorprendió al ver que él aparecía. Ahora, que su existencia se extinguía bajo el calor de los años; él, su mirada

Así, entre pasos...

Imagen
Dieciocho pasos, Dieciochos en retroceso Y todo sería incierto. Diez pasos atrás, nunca habrían marcado el compás. En ritmo de ensueños, acabaría incompleto. Cinco en regresión, el abismo se merma entre los dos. A falta de cuatro, mide el espacio los milímetros encontrados que no han distanciado. Así, A tres pasos en progresión… Aumentan los latidos del corazón. A dos sólo bombea la pasión. En uno se excomulga la razón Y a cero… Clamo que devores con caricias y besos… exorcizando al ángel que contengo . Arrancando con cada gemido un anhelo, que codicia con ansia el desosiego en la plenitud de mi deseo. Y, así… Consumido en el fuego Ardiendo en tu infierno... está un veredicto que es eterno:  ¡Destierro! Soraya.

Metamorfosis

Imagen
El desgarro que nace en lo profundo de las entrañas destroza en mil pedazos, sin la piedad suplicada.   Los cimientos alzados en un conjunto inconexo se resquebrajan, agrietando el efluvio que da cuerpo a un recuerdo, y es la conciencia que azota con fuerza; flagelando, fustigando… el error. Vomitando casi instintivamente todos los retazos tomados en la creciente oleada que expulsa -cual demente- el inmenso presente. Y sí la voz no acalla… te despedaza. Pasos errados que tanto han pesado. Pero si lo que quieres es un lamento, aún puede ser más cruento. Te retuerces en la nada sin poder apaciguar tanta vanidad dañada, asfixias el ego en la profundidad de tu desasosiego, por el derecho que te has impuesto, y a pesar de ello la luz no te ampara. Por lo que apelas a la oscuridad de un alma emergiendo tu marcha. Entre los fluidos del daño que se va asimilando… poco a poco la cicatriz se va tornando. Soray a.