De tu boca a mi boca
El culmen de mi pensamiento estaba expuesto, no plegué sus palabras. No, no lo hice. Busqué la simetría anexa en la curvatura de su boca. En el vértice opuesto encontré sus labios, sujetos con la línea de calma que la ansiedad ha depositado. La que emerge de un anhelo controlado, que a pesar del tiempo no se ha borrado. Mi necesidad tangencial en toneladas de dudas por la inercia de una piel, sobre la emboscada de las huellas de sus ojos por mi boca. Aterrada o aterida en esa distancia que apenas existía y, sin embargo, se convertía en ese abismo insondable del que jamás sobreviviríamo s. Soraya.