Aún recordaba el camino. Después de tanto tiempo, la cartografía de la vuelta se encontraba indemne e intacta dentro de lo que podía formar parte de su memoria. Caminaba lentamente, sus pasos tardos reflejaban el agotamiento. Ya no le quedan casi fuerzas pero, aún así, seguía. Cuando marchó al mundo de los humanos su magia la envolvía con un halo protector, unos destellos de amor que perdería o quizás le robarían. No supo de aquella realidad hasta que se descubrió inmersa y absorbida en la existencia de todo lo innegable. Faltaba poco por llegar, el camino se vislumbraba ante ella, abriéndole paso. El bosque estaba tan verde, los arces habían crecido con fuerza y, ahora, oponían una ligera resistencia a los destellos de luz de aquel extraordinario día. El camino cubierto por Nemorasa le trasmitían la paz que su alma necesitaba. Estaba bien, pronto llegaría. Con sus finos hilos de seda, iría envolviendo su ser, recordando todo lo que había sentido. Poco a poco, tejien
Hola Sotriva!!
ResponderEliminarPreciosa y acertada reflexión. Soy de la misma opinión.
La Naturaleza, el Universo, la Esencia que habita en uno, todo cambia a cada instante.
Me alegro de volver a saber de ti.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola Mila!!
ResponderEliminarMe alegra mucho leerte! Quiero ir dejando las entradas de mi blog en la red, ire poco a poco (no controlo ese hábitat, no es el mío, jejeej..).
Siempre te leo me gustan tus ideas y pensamientos.
Un beso enorme
Gracias.
ResponderEliminarFeliz resto de semana, Sotriva
Un beso enorme.
A ti, Mila.
EliminarFeliz resto de semana también y magnífico fin de semana!!!!
Besitos!