Margen Izquierdo



Aprendió a vivir en sus márgenes, en silencio.

Ese espacio en blanco donde el lápiz mancha, a veces, adquiere una profundidad inmensa. Se convierte en un páramo insondable en el que se puede no sobrevivir. Es difícil subsistir en los puntos y aparte, casi todos lo sabemos. Pero -a veces- alguien escribe en los laterales, ampliando la historia, dejando rasgos y trazos; modificando el texto.

Ni siquiera fue personaje secundario en la narración, no figuró en ella. Abarcó mucho más… con su propia existencia.

Utilizó los espacios que siempre habían estado en blanco y, respirando de cada frase escrita en las entrelíneas, acomodó la mitad de sus sueños. Encajado sutilmente en los paréntesis de su vida conseguía formar parte de la historia. Su omnipresencia se extendió a todos los límites de sus páginas. En ese grado que no puede rebasarse fue donde encontró la frontera que jamás rebasaría, más allá del margen izquierdo él no existía. Ni a sus ojos ni a los de nadie.

Sin embargo, el carbón de cada marca permanecía en los grabados haciendo latente su presencia y en cada párrafo transformó palabras… Pincelas en cada fragmento que alteraron el argumento.

Todos los autores releen su obra con miedo, con el pánico de transformar el razonamiento, pero, pese a ello, sus ojos no dejaron de leer todo lo expuesto…




Soraya.

Comentarios

  1. Me ha gustado... quizá por mi tendencia a buscarme en los márgenes o en el cuaderno polvoriento arrumbado desde tiempo atrás... no sé... Me gustan los textos donde se ee lo que no está escrito...algo así. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Los márgenes es, quizás, el espacio donde mejor me reconozco. Siempre he pensado que allí es realmente donde habito (donde se escribe la verdadera historia). Me encantan esos textos en los que se lee lo no escrito... el margen izquierdo.

    Me alegra mucho que te guste, Luis.

    Un millón de gracias por dedicarme tu tiempo y leerme

    Saludos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Acariciando un solo sentimiento

Una vida

La Crisálida