Desnuda

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“¡Quítate la máscara! ¡Quítate la máscara!...” Retumbando, rebotando, dentro de su cabeza. Tres palabras que cobran toda la fuerza para inundar el pánico en su existencia. A ella se aferra, la segunda piel que la ha protegido y esa voz… ¿de dónde llega? ¡Quítate la máscara que llevas!

En cada paso por la arena el sonido la atraviesa, se mantiene amenazante, aún la oscuridad de la noche la detiene. La máscara se adherido con fuerza, no puedo deshacerme de ella.

¡Quítate la máscara, maldita sea! 

Entre sollozos y lágrimas tira con fuerza, la ha protegido durante años pero le aterra, sus manos tiemblan en una inseguridad que la tambalea. Sus debilidades le recorren el cuerpo para frenarla en cada movimiento. La voz retumba con firmeza, tiene que tirar de ella… El dolor que la desgarra es el impulso que se cristaliza en aliento, desde ahí tira rasgando sin piedad y consuelo toda su vida. La humedad de su rostro, el llanto de su alma la libera… Tirando con fuerza se ha desprendido de ella, entre las manos la sostiene y la entrega…

“Y, ahora, muéstrate al mundo sin miedo, porque tú has sobrevivido para ello”.

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Soraya