Un ángel

Estaba loca. Esa mujer estaba loca y había entrando en su vida con el único objetivo de desbordar todas sus funciones cerebrales. Sí, eso hacía, colapsar todo el sistema. Lo tenía... era como un huracán emocional. ¿Qué digo? Era un tsunami capaz de desterrarlo de cualquier punto lógico. Es que lo envolvía y cuando se venía a dar cuenta.... Ya está, otra vez perdía. 

La loca lo enajenaba. Estaba claro, era Lucifer reencarnado que había llegado a su mundo

para martirizarlo. Sí, para tortularlo lentamente y atormentarlo silenciosamente... ¡Y lo hacía sonriendo! Esa mujer quería destruirlo.

La Belcebú se metió en su cabeza... ¡Y es que no salía! ¡No salía! Ahí se quedaba todo el día y por las noches siempre se la daba... Un pensamiento y otro le seguían. Se le venían unas cosas a la cabeza que le generaban un temor muy placentero y éso era lo peor, que le gustaba. Así que decidió de forma opcional permanecer en estado de alerta nocturno, lo que provocó un insomnio voluntario y los pensamientos fueron en aumento. Un desastre de defensa.

No la comprendía, es que él: "No-la- com-pren-dí-a". Que no, era imposible. Su cerebro había llegado al tope. Lo había intentado pero ella le desmontaba y le pisoteaba todos sus esquemas... A saber por dónde le saldría, era imprevisible, sus pensamientos eran imposible detectarlos... lo que ocurría en su cabeza le daba miedo... mucho miedo, porque ese bicho infernal iba a arruinarlo emocionalmente, para eso venía. Él no estaba preparado para hacerle frente. Sería un débil, pero aquello lo superaba... es que no estaba capacitado.

Ahora tampoco comía porque la imagen de la Belcebú estaba clavada en su retina, detectar su silueta... le cerraba el estómago. Esa desequilibrada le estaba haciendo daño. Lo de la inanición era una táctica muy desarrollada. La bruja lo hacía desde la distancia porque con sólo verla, el bloqueo estomacal se activaba.


La concentración había descendido a niveles más bajos de lo mínimo; no existía. Por más que lo intentaba, no podía. Es que ella se la había robado. Se estableció sin permiso allí dentro, en su cabeza. Era una ególatra para ese estado mental. La reflexión y la atención para ella sola, lo demás... fuera del pensamiento. La Lucifer se las traía. Era la reina de su infierno y creo que lo sabía.


Estaba claro... él lo atisbó desde el principio... Trastorno delirante por enamoramiento. Ahora, ¿Cómo se lo decía?

Soraya






Comentarios

  1. ¿Cómo se lo decía? En el silencio prendido, escondiendo su cabeza bajo su regazo,como si fuera un ave.
    Muy bueno!!

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  2. No hacía falta; patológicamente afectado.

    Gracias!!!

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